Cómo restaurar un mueble paso a paso.

Ya sea por su valor emocional, porque no encuentras otro parecido o porque te da pena tirarlo, hay muebles que están pidiendo a gritos que los restaures para que puedas seguir disfrutando de ellos y prolongar su ciclo de vida.

Además, hoy en día, restaurar es un acto de rebeldía contra este consumismo acelerado al que estamos asistiendo. Es un gesto responsable, ecológico, sostenible y que, además, te puede hacer pasar un rato entretenido. Pero antes de lanzarte, es importante que tengas claro los pasos que debes dar para llevar a cabo este proceso. Hoy te contamos cómo restaurar un mueble paso a paso.

Antes de comenzar con la restauración

Antes de nada, es importante que valores si merece la pena restaurar un mueble. Por mucho que te guste y por mucho que sea mejor restaurar que comprar, hay piezas que están muy deterioradas. De ahí que, el primer paso, sea siempre someter el mueble a un chequeo y tener claro todas las intervenciones que requiere para poder seguir dándole uso.

Puede ocurrir que el mueble tenga polilla y el tratamiento para dejarlo libre te resulte demasiado costoso. Otras veces, quizás requiera reponer algunas piezas, pero si el número de las que hay que cambiar es superior a las que se pueden conservar, ¡olvídate! Lo mismo podemos decirte si tienes que llevar el mueble a tapizar y el coste de este proceso es demasiado elevado. Casos como estos son solo un ejemplo de que, por buena que sea tu intención, restaurar no siempre es posible y no compensa hacerlo en ocasiones.

¿Cómo restaurar un mueble?

Pues una vez realizada esa valoración, ¡manos a la obra! Ya que te ha costado tanto elegir los muebles de tu casa, ¡hay que intentar aprovecharlos! Aquí te dejamos los pasos que debes seguir si no tienes muy claro cómo restaurar un mueble:

1.- Limpia bien la pieza:

Es el primer paso para restaurar un mueble antiguo. Puedes hacerlo con un trapo humedecido en agua y jabón neutro. Repasa bien las esquinas, bisagras, molduras y, en general, en esas zonas de difícil acceso en la que se acumula suciedad. Puedes valerte de un cepillo de cerdas no muy duras. Espera a que esté totalmente seco.

2.- Elimina la pintura y el barniz con lija:

El siguiente paso en este proceso de cómo restaurar un mueble es que la pieza quede libre de restos de pintura y barniz. Para ello, el método puede ser distinto en función de cómo esté pintado: puedes utilizar una lija fina que te será suficiente para dejarlo libre de pigmentos. En otros casos tendrás que recurrir a un producto decapante que se aplica con brocha y se retira con espátula una vez haya actuado.

3.- Aplica un producto anticarcoma y antipolilla:

Nunca está de más dar este paso para evitar este peligro en el futuro. Basta con que compres un producto específico y lo apliques con una brocha. Después debes dejar el muebles envuelto en plástico durante 48 horas para que el tratamiento actúe correctamente. Y si el mueble tenía algún agujero de carcoma, tápalo un mínimo de cuatro días antes de seguir con la restauración.

4.- Arregla puertas, cajones, cerraduras y herrajes:

Si el mueble que quieres restaurar tiene algún deterioro, es el momento de arreglarlo. Una puerta descolgada, un cajón que cierra mal… Aquí las acciones dependen del tipo de arreglos que tengas que realizar. Por ejemplo, si un cajón no se desliza bien, igual es cuestión de aplicar un poco de jabón, aceite o 3 en 1 en los raíles por los que se mueve. Eso sí, limpia bien los herrajes y cerraduras, aplícales un poco de vinagre en un trapo y frótalos bien con un cepillo metálico de cerdas suaves.

5.- Pintar, barnizar y encerar:

Antes de decidir si quieres pintar o teñir el mueble, es importante que lo barnices. Aplica una capa de barniz -mate o brillo-, déjala secar 24 horas, lija el mueble y aplica otra mano en el sentido de la veta. Después, con algodón, aplica una capa de cera incolora para que tenga un aspecto mucho más natural.

Si el mueble ha perdido el color o quieres darle un aire renovado cambiando su tono, es aconsejable que lo tiñas en vez de pintarlo, aunque siempre depende del tipo de material y de la pieza en cuestión. Lijar, teñir y aplicar después el tinte con una brocha suave que no suelte pelo. Realiza pruebas antes, no vaya a quedar demasiado oscuro.